Rebel Bingo
- Paula
- 24 ene 2016
- 3 Min. de lectura
Voy a hablar de una fiesta, una de tantas que existen a lo largo del año, pero es a la que yo asistí y la que conozco. Se trata de la Rebel Bingo, una idea bastante buena en principio, vas con algo blanco y te dan un boli con el que te dedicas a pintar a otra gente de blanco al ritmo (o no) de la música marcada por el DJ.
La teoría es correcta, es más me parece una idea muy buena con la que te lo pasas genial, el problema es cuando esta idea inocente y buena se mezcla con los estereotipos sociales. Y es que tal y como tenemos la percepción de la mujer, si una va a esa fiesta es porque quiere que cualquiera la pinte sin su consentimiento y donde le dé la gana. Puede que el caso contrario también se dé pero yo no fui testigo de ello pues iba con un grupo solo de chicas.
Cuando me comentaron el ir estaba un poco recelosa al principio, cuando salgo de fiesta por el centro sobrevivo a base de vasos de agua y el rollo este de mucha gente apelotonada dando botes no me convencía del todo, sin embargo me pudo lo de pintarnos, que como ya he comentado me parece una idea divertida.
Cuando llegamos la zona ya estaba bastante abarrotada, era de noche y el local se situaba en una zona de teatinos, la “Paris 15” o algo así se llamaba. Armados con nuestros rotuladores y con las selfies reglamentarias realizadas entramos en el local donde ya se podían ver figuras danzando al son de la música.
Ciertamente, y en términos generales, puedo decir que la noche me gustó, me lo pasé bien con mis amigas y estuvo entretenida, pero una tras otra teníamos que estar soportando a un montón de tíos que se acercaban con intención de ligar o con el infantil deseo de tocar zonas erógenas bajo el pretexto de un rotulador. La cosa terminó en que a pesar de haber disfrutado, este buen rato se vio empañado por el incómodo sentimiento de constante estorbo, viendo nuestro espacio personal invadido en reiteradas ocasiones.
A veces recuerdo el día y reflexiono, es cierto que sabía lo que me esperaba al ir, pero esto no quiere decir que tenga porqué ser así. Es cierto que la gracia de la fiesta estaba en pintarse unos a otros, sin embargo no hay que confundir esto con intentar pillar cacho tomando como pretexto el manchar de tinta a la otra persona, supongo que el problema es que hay personas que no entienden el NO tajante, no entienden que no necesariamente se va a una fiesta a ligar, y no entienden que se puede estar de charla o de juego con alguien sin sobrepasarse o llegar a incomodar.
El motivo de la campaña lo veo reflejado en este ejemplo, ¿dónde estaría el límite entre hacer que ambos se lo pasen bien e incomodar a la persona a la que le entras? A mí me encanta hablar con gente que no conozco, me sirve para tener diferentes puntos de vista sobre un tema, pero cuando empiezo a hablar a alguien lo hago consciente de que esa persona puede que no quiera hablar conmigo, si así es simplemente dejo que se vaya, no le impongo mi presencia a nadie.
El problema básico para mí es la percepción que se tiene de los sexos, están ambos tan estereotipados que si quieres encajar en sociedad tienes que seguir los roles que te marcan al nacer. Estoy segura que en una sociedad ausente de sexismo me lo habría pasado mejor en la fiesta.
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